Mathew

Soy Mathew, vivo en el norte de Ghana.

Fotógrafo: Erin Johnson, Ghana

Cuando era pequeño, sufrí un ataque de sarampión. Contraje una discapacidad y no he podido volver a caminar. Más tarde, volví a enfermar con lo que se llama epilepsia. Siempre me caigo cuando tengo un ataque.

Solía pensar que la vida no tiene sentido.He sufrido dolores de cabeza fuertes; cada vez que me pasaba tenía que ir a casa y tumbarme. Era muy doloroso. Como ser humano, ¿por qué tenía que estar siempre en casa? ¿Solo comiendo y durmiendo y sin tener nada que hacer? No era feliz.

También tenía ataques en el colegio, en medio de la gente, y me tenían que llevar a casa. Al día siguiente, cuando volvía al colegio, los compañeros no querían acercarse a mí.

Después del ataque de epilepsia, mis padres se enteraron de que había una organización llamada Sandema RBC,a través de la cual se podía tratar mi enfermedad. Así que mis padres me llevaron allí. Comencé a tomar la medicación de RBC y después me puse mejor.

Después de recuperarme, me di cuenta de que yo también podía ganarme la vida. Aprendí a montar en bicicleta y comencé a ir a cualquier sitio al que quisiera ir y a ganarme la vida.

Desde que conocí Sandema RBC, siempre me han ayudado y aconsejado, y me han animado a trabajar.Siempre nos dicen que tenemos una discapacidad, pero eso no significa que yo no pueda trabajar. También me enseñan habilidades nuevas, como a arreglar zapatos.Me dieron herramientas y ahora trabajo como zapatero. Además de mi trabajo de zapatero, he utilizado semillas de cacahuete para comenzar mi granja de animales y plantas.

Podría alimentar a mi familia con las cosechas de mi granja. Pero eso no me daría para vivir todo el año. En la temporada seca no podría cultivar nada para mantener a mi familia.

Ahora he recibido ayuda de Sandema RBC y yo mismo voy a alimentar a otras personas.

He recibido un burro y también hemos cavado un pozo. I ahora estoy criando cerdos porque ya tengo agua. Me ayuda porque podré alimentar a los miembros de mi familia todo el tiempo. También podré conseguir verduras para enviarlas al mercado y ganar algo de dinero para vivir.

Al principio, al ser una persona discapacitada, no piensas en casarte. Pero Sandema RBC vino y nos habló sobre las relaciones, sobre el matrimonio. Hoy tengo a mi mujer, que es costurera y trabaja y gana un sueldo para vivir. Yo también trabajo y somos felices juntos.

No debemos decir «por nuestra discapacidad no podemos trabajar». Puede que alguno de nosotros no pueda caminar, pero podemos trabajar. Y cuando trabajas y recibes dinero, te lo has ganado. Nadie te lo ha regalado.

Como resultado de la persona que soy hoy, la gente de esta comunidad ahora me respeta. Antes me excluían a la hora de tomar decisiones y hoy me incluyen en otros trabajos.

A través de las habilidades que he adquirido y la formación que he tenido, soy autosuficiente.

Todo lo que las personas sanas hacen hoy, yo también puedo hacerlo. Las personas sanas pueden cultivar la tierra, yo también. Las personas sanas pueden criar animales, hoy yo también. Las personas sanas pueden casarse, yo estoy casado. Así que quiero animar a todas las personas con discapacidad a que nunca se rindan. Soy muy feliz con mi vida actual.

Más historias