Zolekha

Me llamo Zolekha Khatun. Tengo dieciocho años de edad.

Me llamo Zolekha Khatun. Tengo dieciocho años de edad. Soy de un pueblo en Gaibandha. Vivo con mis cinco hermanas y con mis padres. Mi familia y mis vecinos me trataban bien.

Fui admitida en un colegio cercano. Cuando empecé, el profesor me dijo ‘Aquí no hay nada para ti’. Sin embargo, yo les dije que podía memorizar cualquier cosa. Y logré salir adelante, hasta quinto curso.

Los otros estudiantes del colegio no me llamaban por mi nombre. En lugar de hacerlo, me llamaban ‘kana’, que es lenguaje callejero despectivo para referirse a una persona ciega. Mis amigos me decían a menudo que era una carga demasiado grande para poder salir con ellos. No querían tener que hacer cosas como orientarme cuando caminaba por la calle. Decían, ‘Oye, ¿por qué quieres venir con nosotros? ¡Lo único que haces es causar problemas!’ Mostraban una actitud negativa hacia mí y eso me hacía sentir mal.

He creado un grupo de auto-ayuda con doce integrantes con el apoyo de una organización local llamada USSB. Antes no teníamos conocimiento de los derechos de las personas con discapacidad ni de las instalaciones que hay disponibles a través del Gobierno. Pero nos informamos acerca de todas estas cuestiones. Ahora tenemos la capacidad necesaria para concientizar a la gente en nuestra localidad.

Antes no hablaba mucho con la gente y tenía miedo de hablar con los altos funcionarios del Gobierno. Pero cuando recibí la formación apropiada, mi confianza empezó a aumentar. Aprendí que en realidad no hay nada de qué tener miedo cuando tratamos con otra gente: ¡todos somos seres humanos! Así que ahora puedo tratar y hablar con cualquiera.

Con la asignación que recibí del programa de formación compré crías de pato. Cuando crecieron, los vendí. Con el dinero que saqué, compré una vaca y ahora la vaca ha tenido un ternero. La vaca da leche todos los días y la leche se vende. Esto me hace sentir bien.

De los doce miembros del grupo, once no tenían un carnet de discapacidad , que nos permite tener acceso a prestaciones públicas. La gente tenía que ir a Gaibandha para obtener este carnet de discapacidad . Juntos, confrontamos al funcionario, y le informamos de que para algunas personas es difícil ir a la ciudad, de manera que resultaría más fácil poder obtener el certificado directamente aquí. Finalmente se comprometió a darnos un carnet localmente para aquellas personas que no pudieran desplazarse hasta la ciudad de Gaibandha para obtener el carnet de discapacidad.

Creo que voy a aprender Braille; luego será posible usar Braille para escribir algo que necesite recordar.

Estoy un poco preocupada por mi futuro. No estoy segura de lo que ocurrirá cuando mis padres ya no estén. Espero incrementar los ingresos que obtengo de la vaca y que algún día sean tales que me permitan ser independiente.

Fotógrafo: Wahid Adnan/Drik, Bangladesh © CBM Australia

Me llamo Zolekha Khatun. Tengo dieciocho años de edad. Soy de un pueblo en Gaibandha. Vivo con mis cinco hermanas y con mis padres. Mi familia y mis vecinos me trataban bien.

Fui admitida en un colegio cercano. Cuando empecé, el profesor me dijo ‘Aquí no hay nada para ti’. Sin embargo, yo les dije que podía memorizar cualquier cosa. Y logré salir adelante, hasta quinto curso.

Los otros estudiantes del colegio no me llamaban por mi nombre. En lugar de hacerlo, me llamaban ‘kana’, que es lenguaje callejero despectivo para referirse a una persona ciega. Mis amigos me decían a menudo que era una carga demasiado grande para poder salir con ellos. No querían tener que hacer cosas como orientarme cuando caminaba por la calle. Decían, ‘Oye, ¿por qué quieres venir con nosotros? ¡Lo único que haces es causar problemas!’ Mostraban una actitud negativa hacia mí y eso me hacía sentir mal.

He creado un grupo de auto-ayuda con doce integrantes con el apoyo de una organización local llamada USSB. Antes no teníamos conocimiento de los derechos de las personas con discapacidad ni de las instalaciones que hay disponibles a través del Gobierno. Pero nos informamos acerca de todas estas cuestiones. Ahora tenemos la capacidad necesaria para concientizar a la gente en nuestra localidad.

Antes no hablaba mucho con la gente y tenía miedo de hablar con los altos funcionarios del Gobierno. Pero cuando recibí la formación apropiada, mi confianza empezó a aumentar. Aprendí que en realidad no hay nada de qué tener miedo cuando tratamos con otra gente: ¡todos somos seres humanos! Así que ahora puedo tratar y hablar con cualquiera.

Con la asignación que recibí del programa de formación compré crías de pato. Cuando crecieron, los vendí. Con el dinero que saqué, compré una vaca y ahora la vaca ha tenido un ternero. La vaca da leche todos los días y la leche se vende. Esto me hace sentir bien.

De los doce miembros del grupo, once no tenían un carnet de discapacidad , que nos permite tener acceso a prestaciones públicas. La gente tenía que ir a Gaibandha para obtener este carnet de discapacidad . Juntos, confrontamos al funcionario, y le informamos de que para algunas personas es difícil ir a la ciudad, de manera que resultaría más fácil poder obtener el certificado directamente aquí. Finalmente se comprometió a darnos un carnet localmente para aquellas personas que no pudieran desplazarse hasta la ciudad de Gaibandha para obtener el carnet de discapacidad.

Creo que voy a aprender Braille; luego será posible usar Braille para escribir algo que necesite recordar.

Estoy un poco preocupada por mi futuro. No estoy segura de lo que ocurrirá cuando mis padres ya no estén. Espero incrementar los ingresos que obtengo de la vaca y que algún día sean tales que me permitan ser independiente.

Fotógrafo: Wahid Adnan/Drik, Bangladesh © CBM Australia

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