Wadud

Me llamo Wadud. Tengo cuarenta años de edad y vivo en Saidpur.

Fotógrafo: Wahid Adnan/Drik/CDD/CBM Australia, Bangladesh
Copyright de la imagen: © 2011 CDD/CBM Australia

Cuando tenía un año de edad padecí fiebre tifoidea y me quedé sordo. De niño, me resultaba imposible comunicarme con otros niños; esa fue la principal barrera a la que hube de hacer frente.

Cuando tenía cinco años, mis padres me llevaron al colegio. No podía oír ni hablar, de manera que se negaron a admitirme. Dijeron que no sería posible que aprendiera nada. Me quedé muy triste viendo cómo mis amigos iban a la escuela pero a mí no se me brindaba la oportunidad. De manera que mi madre hizo las veces de maestra hasta el 5º curso.

Ahora trabajo en el negocio familiar de productos metálicos haciendo cajas y otros contenedores. Superviso al personal y las actividades en curso en el taller (por ejemplo, comprobando las medidas de los contenedores).

Cuando me comunico con otras personas sordas utilizo en lenguaje local de signos. Cuando tengo que comunicarme con otras personas acudo a otra persona que puede hablar; normalmente es mi hermano. En calidad de persona con impedimentos del habla y la capacidad auditiva, a la mayoría de la gente no le importo: si quiero algo, no se molestan en tratar conmigo.

El nombre de mi grupo es Club para Sordos de Saidpur. Está integrado por 72 miembros. Dado que he recibido formación a través de SHARP, una organización local, tengo algunos conocimientos relativos a discapacidades y cómo concienciar a la sociedad. De manera que llevamos a cabo sesiones en el grupo y hacemos que el grupo tenga conocimiento de los derechos.

Cuando establecimos nuestro Grupo para Sordos, había una oficina de un Sindicato de Rickshaw sita en terrenos públicos, que también tenía una parcela abierta al lado de los mismos. Dado que se trataba de suelo público, pensamos que podíamos establecer nuestro club ahí con el permiso de las autoridades. Cuando intentamos usar el emplazamiento para nuestras reuniones, los miembros del Sindicato de Rickshaw se enfadaron, y con la ayuda de la policía local nos pegaron y nos echaron. Intentamos resolver la disputa hablando con la gente, pero tan sólo se rieron de nosotros. Nos dimos cuenta de que no les importaba y que no había manera de obtener ayuda. Unos días después, un ministro del Gobierno visitó la ciudad. Nuestro grupo cortó el acceso en la carretera; nos tumbamos en el suelo para impedir que pasaran. Él preguntó la razón por la que hacíamos eso, y le informamos de la situación. Nos dijo que nos conseguiría el sitio y que nadie volvería a molestarnos. Después de eso, hemos usado dicho lugar sin ningún problema.

Tengo varios sueños. En primer lugar, nosotros, los sordos de Saidpur no entendemos el lenguaje de signos estándar. Es difícil comunicarse con otras personas sordas de otros distritos de Bangladesh dado que usamos signos locales. Así que estamos pensando en preparar sesiones de formación para aprender el lenguaje de signos y así poder comunicarnos con otras personas.

También me gustaría seguir con el Club para Sordos y situarlo en una muy buena posición. Si mis sueños se hacen realidad, nada me haría más feliz que esto.

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